Puede que Rue Siebert no lo tenga todo, pero no le falta de nada: tiene unos pocos amigos con los que siempre puede contar, la estabilidad económica que anhelaba de pequeña y una exitosa carrera como ingeniera biotecnológica en Kline, una de las empresas emergentes más prometedoras en el campo de la ciencia de los alimentos. Ha trabajado duro y ha conseguido que su mundo sea estable y agradable. Hasta que una hostil adquisición por parte de otra empresa y su ofensivamente atractivo representante amenazan con destruirlo todo.
Eli Killgore y sus socios quieren hacerse con Kline de todas todas. Eli tiene sus motivos para llevar a cabo este trato, y es un hombre que siempre consigue lo que quiere. Con una excepción: Rue. La mujer en la que no puede dejar de pensar. La mujer con la que tiene prohibido estar.
Divididos entre la lealtad y una innegable atracción, Rue y Eli tiran la cautela por las ventanas del laboratorio y de la sala de juntas. Su romance es secreto, sin ataduras y tiene una fecha límite: el día en que una de sus empresas venza. Pero el corazón es un negocio arriesgado; uno en el que se juega a todo o nada.
Rue es una chica que no quiere ataduras, y es por ello que disfruta del sexo esporádico, quedando con diferentes hombres cada vez que le apetece y con la condición de no repetir nunca. En uno de sus encuentros, conocerá a Eli, pero las cosas no pueden fluir en el terreno sexual ese día por motivos ajenos a ellos.
La gran sorpresa para Rue será que, al día siguiente, Eli aparezca en su empresa. Lo cierto es que, desde hace unos días, parecen producirse movimientos extraños en su trabajo, pero nadie sabe a qué responden hasta que Eli, acompañado de otros socios, hace acto de presencia en la misma.
Y es que Eli pertenece a un fondo de inversión dispuesto a hacerse con la empresa en la que Rue trabaja y, además, parece que las formas podrían no ser del todo éticas. Y, por si esto fuera poco, no estamos hablando de cualquier empresa, si no que esta pertenece a Florence, una de las mejores amigas de Rue, y ella no está dispuesta a que nadie vaya a robarle a alguien tan importante para ella, todo aquello por lo que tanto ha luchado.
La relación me ha gustado mucho, ya que me ha maravillado cómo todo empieza únicamente con una atracción sexual a pesar de la enorme química existente entre ellos, pues enseguida se sienten libres de expresar sus miedos y mostrarse vulnerables. Igual la relación va un poco deprisa, pero tenemos que tener en cuenta que al principio es todo únicamente sexo y que lo demás irá naciendo poco a poco.
Una de las grandes quejas que recibió este libro es que contiene muchas escenas picantes, y lo cierto es que esto es así. A mí han llegado a molestarme un poco porque considero que son excesivas, pero también reconozco que están bastante bien justificadas porque nos damos cuenta de cómo van surgiendo los sentimientos a medida que van experimentando en sus escenas íntimas.
Pero, uno de los grandes puntos positivos para mí de esta novela es que la relación es increíblemente sana. Sí, debería ser siempre así, pero desgraciadamente no lo es. Ambos tienen claros sus límites y ambos los respetan, vigilando siempre que el otro esté cómodo. Es uno de los romances mejor llevados en este sentido que he leído en mucho tiempo y no sabéis lo que se agradece ver una historia bonita sin necesidad de celos, infidelidades y dominación por una de las partes.
Algo que esperaba es que, dado que buena parte del romance surge en el entorno laboral, esto tuviese más peso pero lo cierto es que, hasta el final que es cuando se resuelve todo, no goza de demasiada relevancia. Pensaba que habría una tensión constante entre ellos en medio del clima laboral pero lo cierto es que para esto apenas hay espacio.
Si tuviera que ponerle una queja a este libro sería que he echado en falta ese toque de humor constante al que nos tiene acostumbradas la autora, pero bueno, tampoco pueden ser iguales todos sus libros, así que se entiende. También es cierto que me enganchó muchísimo al principio y luego hacia el final como que me desencanté un poco pero justo coincidió que lo terminé en pleno apagón eléctrico y estaba agobiadísima dado que aquí no recuperarmos la luz hasta las 6 de la madrugada, así que ya podéis imaginar el agobio de ver que anochecía con todo completamente oscuro.
Se trata de un libro de unas 480 páginas que, aunque pueda parecer gordito, se lee en un suspiro. A mí me duró exactamente dos días. Vale que tuve tiempo porque con este tema del apagón estuve leyendo toda la tarde ya que no podía trabajar, pero me lo ventilé en nada. Los capítulos tienen una duración media.
Por lo tanto, puedo decir que termino este libro feliz de haberle dado una oportunidad porque especialmente en su inicio me ha hecho reconectar con la autora y descubrir en él esa pluma que tanto había echado de menos en sus últimas historias. Como os decía, las últimas páginas se me han hecho un poco cuesta arriba pero, en general, la experiencia ha sido buena.
Con este libro damos por finalizada la historia de Rue y Eli pero, si queréis seguir conociendo a los personajes que aquí descubrimos, que sepáis que en julio se publica otro libro que nos contará la historia de Maya, la hermana de Eli. Yo estoy deseando leerlo y, además, tengo que decir que la portada me encanta, aunque no entiendo que no tenga absolutamente nada que ver con la de este.
En definitiva, No es amor es un libro que me ha gustado mucho ya que cuenta con unos personajes muy bien trazados, la historia se va cociendo a fuego lento y toca temas bastante duros que, a mi juicio, están muy bien llevados.