Seraphine Mayes y su hermano Danny son los primeros gemelos nacidos en la Casa de Summerbourne. Pero el día en que nacieron, su madre se suicidó, su niñera huyó, y el pueblo se conmocionó con los rumores de un bebé robado. A sus veinticinco años, mientras llora la reciente muerte de su padre, Seraphine descubre una fotografía familiar tomada el día que ella y su hermano nacieron, en la que sus padres posan con un solo bebé. Seraphine pronto se obsesiona con la idea de que ella y Danny podrían no ser gemelos después de todo, que ella no era el bebé de la fotografía y que la muerte de su madre oculta más secretos de los que jamás imaginó. ¿Por qué la au pair huyó después de la muerte de su madre? ¿Dónde está ahora? ¿Será la niñera la clave para comprender la verdad sobre lo que ocurrió ese fatídico día?
Seraphine no consigue conciliar el sueño desde hace un tiempo y es que, tras el fallecimiento de su padre, todo se ha puesto patas arriba. Ella tiene dos hermanos, Edwin y Danny, siendo este último su mellizo. Sin embargo, una fotografía le hace sospechar que las cosas no son como siempre se las han contado.
El nacimiento de Seraphine estuvo rodeado de misterio por todas partes. Supuestamente habían nacido dos bebés pero, en esa fotografía, la chica puede comprobar que su madre posaba feliz con uno solo de ellos horas antes de suicidarse por lo que no deja de preguntarse qué ha sucedido con el otro.
Será así cómo Seraphine inicie una búsqueda a través de su pasado. Desea y necesita saber si de verdad pertenece a esa familia y qué ha sucedido en el día de su nacimiento. Para ello tratará de contar con la ayuda de Laura, la niñera que estaba presente en el fatídico momento y que terminó huyendo. Pero pronto descubrirá que las cosas no van a ser tan sencillas como parecía.
El hecho de que dos de las protagonistas me hayan resultado repelentes no es algo necesariamente malo. Me han parecido todos personajes muy complejos y, precisamente debido a esa complejidad, nunca sabes cómo van a actuar y puedes conectar con ellos en algunos momentos y odiarlos por completo en otros. Creo que están muy bien creados porque, además de parecer rozar la locura por momentos y hacerte dudar, también consiguen sorprender continuamente con sus acciones y nunca terminas de fiarte de ellos.
El número de sospechosos de la historia es considerable. Podríamos pensar que es la típica trama mala de película de sobremesa en la cual la niñera es la culpable de todo y lo cierto es que consigue sorprender porque, o yo soy muy poco avispada o, aunque he elaborado muchísimas teorías, en ningún momento he llegado a tener claro lo que en realidad había sucedido con el nacimiento de esos niños.
Se trata de un libro de unas trescientas cincuenta páginas con un ritmo adecuado, sin ser vertiginoso pero sin hacerse demasiado lento. Va alternando los capítulos narrados por Seraphine y Laura y, lo que sí es cierto, es que los de Seraphine a mí se me han hecho un poco más aburridos porque, al menos durante la primera mitad, la mayor parte de la acción se encuentra en los capítulos narrados por Laura, que nos trasladan en la historia a muchos años atrás, al momento del nacimiento, mientras que los de Seraphine nos sitúan en el presente.
La verdad es que ha sido un libro sorprendente para mí. Para ser sincera, esperaba que simplemente me hiciera pasar un buen rato pero me ha enganchado como pocos. A medida que iba avanzando ya me era imposible despegarme de él y es que da para hacer muchas cábalas y dejarse sorprender porque los giros inesperados no faltan.
En definitiva, El secreto de Summerbourne, aún sin resultar un thriller brillante, es una buena lectura que consigue darle un giro de tuerca al tan manido tópico de la niñera y que consigue atrapar ya que deja lugar a la sorpresa y cuenta con unos personajes muy buenos y complejos.
Gracias a la editorial por el envío del ejemplar.