Reseña El chico que dibujaba constelaciones- Alice Kellen

Autora: Alice Kellen
Editorial: Autopublicado
Nº de páginas: 245
Precio: 11´34€
Tomo: Autoconclusivo

Esta es una historia de amor, de sueños y de vida. La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo. 



Opinión personal:
Leí a esta autora en una sola ocasión, cuando publicó 33 razones para volver a verte. Pese a las excelentes críticas que cosechó ese libro, a mí me pareció demasiado simple y no terminó de convencerme. Aún así, me gustó el estilo de la autora y tenía claro que quería repetir con ella así que he visto una buena ocasión ante la publicación de este libro para probar de nuevo con ella.

El libro realiza un recorrido por la vida de Valentina que da comienzo en los años sesenta y nos lleva hasta la actualidad, hasta el siglo XXI. Es una chica joven, que en una de sus jornadas de trabajo conoce a Gabriel, un chico por el que siente una curiosidad casi instantánea.

Ambos empiezan a verse de manera puntual pero sus sentimientos van en aumento y su relación se va afianzando. Será así cómo hagamos un recorrido a través de su historia, el cómo van madurando y las dificultades a las que deberán enfrentarse en sus vidas.

Valentina me ha parecido una mujer muy sensata e incluso con una mentalidad bastante abierta para la época. Ella no se conforma con estar en su casa atendiendo a su marido, sino que es una mujer con muchas inquietudes y que desea autorealizarse. Está completamente enamorada de Gabriel pero no por ello se olvida de sí misma y ambos forman el tándem perfecto. Por lo tanto, es un personaje que, aunque no se quedará guardado en mi memoria para la posteridad, sí me ha conquistado.
Gabriel es otro personaje que me ha gustado mucho. Él entiende desde el primer instante que su mujer no necesita de él para nada, que el amor que ambos sienten no tiene por qué romper los sueños de cada uno y que deben luchar por cumplirlos, es decir, ser felices juntos pero también por separado. Me ha parecido un hombre muy comprensivo, muy generoso.

El libro estará narrado en todo momento por Valentina, de forma que da la impresión de que le esté contando la historia a Gabriel ya que es a él a quién se dirige. Pocas veces me he encontrado con este tipo de narración y me ha sorprendido a la par que me ha gustado.

Uno de los aspectos que sin lugar a dudas ha de ser destacado de esta novela es el mensaje que nos deja y la relación que se manifiesta en ella. Es una delicia encontrarse libros que hacen gala de historias de amor sanas, cuyo objetivo es única y exclusivamente el amor por parte de dos personas independientes y autónomas que, pese a lo mucho que se quieren, nunca dejan de lado sus sueños individuales e incluso apoyan al otro para que luche por ellos. Su relación es todo comprensión, sinceridad y apoyo mutuo. Y tengamos en cuenta que la relación se desarrolla a través de los años sesenta, setenta y noventa.

Si bien la historia me ha parecido muy bonita y cierta, he echado en falta un poco más de intensidad. Vale que la historia no la necesita porque no es más que el transcurso de una relación a lo largo de los años pero sí he echado en falta algún que otro elemento que te haga mantenerte enganchada por lo inesperado del mismo.

Sin lugar a dudas, la autora me ha conquistado en este libro a través de su delicada prosa. No le hacen falta grandes adornos para transmitirnos el enorme amor que sienten los protagonistas. Se trata de un estilo directo, sencillo, que consigue llegar al lector porque simplemente transmite verdad.

Es un libro del cual no hay mucho más que decir porque no tiene una trama extremadamente elaborada y con mil aspectos que analizar. Es una historia para emocionarse, para sacarnos unas sonrisas, para dejar escapar algún que otro suspiro y sobre todo para dejarse llevar. Así que, si os apetece algo fresco y tierno o bien si os estáis planteando leer a la autora, os recomiendo este libro porque cuenta con solo 250 páginas y seguro que os deja con ganas de seguir conociendo a Alice Kellen.

En definitiva, El chico que dibujaba constelaciones es un bonito recorrido por la historia de una pareja en el cual ambos se encontrarán con dificultades y lucharán por sus sueños pero en la que, sobre todo, nos harán partícipes de un profundo amor. Una preciosa historia.