Reseña Una chica italiana en Brooklyn- Santa Montefiore

Autora: Santa Montefiore

Editorial: Titania

Nº de páginas: 352

Precio: 20€

Tomo: Autoconclusivo

 

Nueva York, 1979.
Es el Día de Acción de Gracias, y Evelina está reunida con sus familiares cercanos y sus amigos íntimos, con el corazón lleno de gratitud por todo lo que tiene y arrepentimiento por todo lo que ha tenido que abandonar. Ha vivido en Estados Unidos durante más de treinta años, pero su alma sigue siendo italiana.

 

Norte de Italia, 1934.

Evelina lleva una vida protegida con sus padres y hermanos en una villa en decadencia. Cuando su hermana mayor Benedetta se casa con un banquero, con el objetivo de satisfacer los deseos de su padre en lugar de los suyos, Evelina jura que nunca se casará por obligación. No sabe nada del amor romántico, pero cuando conoce a Ezra, el hijo de la modista local, su corazón lo reconoce como a un viejo amigo.

Evelina quiere que estos días sin preocupaciones duren para siempre. Quiere disfrutar del sol, la belleza y el amor y no prestar atención a las nubes grises que se acumulan en el horizonte. Sin embargo, nada dura para siempre. Las sombras de la guerra se ciernen sobre Europa, y muchas vidas valiosas están en peligro.

 

Opinión personal:

Leer a Santa Montefiore casi siempre es una apuesta segura para mí y es que, sacando el último libro suyo que leí que no me entusiasmó, todos los demás los adoré por completo. Es por ello que me lancé a por este de cabeza, sabiendo que iba a encontrarme una historia buena y muy trabajada.

 

Conoceremos a Evelina en 1934, cuando crece al lado de su familia en un entorno tan mágico como decadente. Desde muy joven ella tiene claro que jamás va a casarse por obligación, pues a su hermana mayor le ha sido impuesto un marido y ella no desea eso para su futuro. Cuando conoce a Ezra, sabe que por fin ha conocido el amor, y que su futuro está a su lado.

No obstante, después de una serie de acontecimientos que parecen hacer posible que la felicidad alcance la pareja, la guerra llega a Italia. Evelina hará todo lo posible por salvar a su amado, viviendo con miedo pero a la vez con mucha valentía, pero llegará un día en el que Ezra no regresará y hará que, a partir de ese momento, su vida esté repleta de dolor.

Más tarde nos trasladaremos al Nueva York de 1979. El tiempo ha pasado y, aunque Evelina sigue teniendo muy presente aquel primer amor, ha conseguido rehacer su vida, de forma que se ha casado y ha tenido tres hijos.  Sin embargo, los recuerdos de su amada Italia vuelven a ella con demasiada frecuencia.

 

Evelina es un personaje que me ha gustado muchísimo. Entiendo que su actitud puede resultar controvertida por momentos pero, en general, resulta muy sencillo empatizar con ella y darnos cuenta de que es un personaje brillante. La conoceremos a través de la inocencia de su juventud y poco a poco veremos cómo va madurando y cómo pronto tiene que sacar toda su fortaleza para hacer frente a los desastres de la guerra. Está muy unida a su familia, y hará todo lo que esté en sus manos para mantener a los suyos a salvo. Me ha encantado su relación con las diferentes mujeres de la historia, especialmente con su hermana y con su prima, ya que siempre sabe estar ahí para ellas y darles los que son, a su juicio, los mejores consejos.

 

He adorado a los dos hombres que pasan por la vida de Evelina. Ezra me ha parecido un amor de hombre y he sufrido mucho con él, pues es un joven lleno de ilusión ante su futuro que ve cómo este se ve truncado cuando es capturado. Franklin, el marido de Evelina, es otro personaje al que he amado por completo. Es el verdadero reflejo de la generosidad y la comprensión, sabiendo siempre que en el pasado de Evelina ha habido alguien muy importante y no tratando nunca de eclipsar ese amor.

 

Creo que la autora tiene una capacidad excelente a la hora de crear personajes secundarios, haciendo que todos ellos nos resulten interesantes y cercanos. Me ha gustado mucho el núcleo familiar de Evelina, dejando claro que las relaciones no siempre son fáciles y que a veces tienen que suceder cosas en la vida para escuchar al otro y tratar de entenderlo. También todos los personajes que formarán parte del día a día de Evelina en la época más reciente del libro, me han gustado mucho, ya que hasta ellos tendrán sus pequeñas tramas secundarias.

 

Me han fascinado los dos romances que viviremos en el libro. El primero de ellos, con Ezra, es el reflejo de la pasión y de la intensidad del primer amor, ese que te clava y te marca para siempre, unido, en este caso, al dolor que supone la pérdida. El segundo de ellos, el matrimonio con Franklin, me ha parecido excepcional, pues de trata de un amor maduro en el que la pasión no es el eje central del mismo pero que se sustenta en una base muy sólida que perdura al paso de los años.

 

La ambientación siempre es uno de los puntos fuertes de los libros de la autora, y en este caso no iba a ser menos. Tendremos la suerte de vivir en un pueblo ficticio de Italia, siendo partícipes de la época previa a la Segunda Guerra Mundial y adentrarnos posteriormente en ella y sus horrores. Y ya luego nos trasladaremos a una época un pelín más actual, 1979, donde la protagonista lleva una vida acomodada y tranquila en un escenario muy diferente, Nueva York. Pero os aseguro que la autora conseguirá que todos terminemos amando ese pequeño rincón de Italia en el cual la protagonista fue tan feliz y, a la vez, tan infeliz.

 

El libro cuenta con unas 350 páginas. Los capítulos no son excesivamente largos y, como ya os dije, va pegando saltos en el tiempo. Siempre me sucede con las historias de Santa Montefiori que, aunque son de fácil lectura, hay que dedicarle unas cuantas horas porque gozan de bastante profundidad y cuentan con numerosos datos, por lo que no son de esas que te ventilas en un par de horas.

 

Como podéis ver, mi experiencia con un libro de la autora ha sido, una vez más, excelente. Me ha enganchado muchísimo, he adorado a cada uno de sus personajes y me he enamorado de ambas historias, tanto de la del pasado, como de la del presente. Me ha encantado el mensaje de generosidad que nos manda y, aunque entiendo que cierto tema puede llegar a molestarle a algún lector, yo creo que está bastante bien justificado y, al menos a mí, no me ha incomodado.

 

En definitiva, Una chica italiana en Brooklyn es un libro que me ha gustado mucho dada la delicada pluma de la autora, que nos regala una historia preciosa en la cual nos muestra dos tipos de amores completamente diferentes, pero igual de fuertes y poderosos. Muy recomendable.

 

Gracias a la editorial por el envío del ejemplar.