El trato es simple: Cecelia Horner debe pasar un año en la pequeña localidad de Triple Falls, viviendo con su padre y trabajando en su fábrica. A cambio, él costeará sus estudios y, además, le dará una pequeña fortuna con la que Cecelia podrá ayudar a su madre.
Pero todo cambia cuando conoce a Sean en su primer día de trabajo. Él le presenta a sus amigos, incluido el enigmático Dominic: un grupo de chicos que parece vivir según sus propias normas, unidos por un enorme secreto y el mismo tatuaje de un cuervo.
Cecelia siempre ha sido responsable. Sin embargo, piensa vivir su último verano de libertad al máximo, pase lo que pase.
Cecelia debe pasar un año junto a su padre, un hombre muy adinerado que ha estado siempre completamente ausente en su infancia y adolescencia. Ella ha tenido una vida con ciertas dificultades económicas junto a su madre pero, debido a determinadas circunstancias, ahora debe pasar tiempo con ese señor al que apenas conoce.
En el mismo día en que empieza a trabajar en la empresa de su padre, Cecelia conoce a Sean. Es prácticamente el único que le da una cálida bienvenida, pues todos los demás trabajadores no ven con buenos ojos que la hija del jefe esté pululando por allí. Prácticamente desde ese mismo momento, ambos se volverán inseparables.
Todo parece ir a la perfección con Sean, ya que tanto él como sus amigos harán que se sienta de lo más cómoda en sus salidas. Con quién las cosas no parecen ir tan bien es con Dominic, quién es como un hermano para el chico y tendrá una actitud de lo más extraña con ella. Sin embargo, todo ese misterio a su alrededor le parecerá de lo más atractivo a Cecelia.
Si ya no me convencieron los protagonistas, con los secundarios me ha sucedido más de lo mismo. El grupo al que pertenecen los chicos es amplio, pero no hay ninguno que destaque especialmente. Sí me ha resultado interesante, en cierta manera, el padre de Cecelia, y es que está claro que va a dar mucho más de sí en próximas entregas.
El romance no me ha convencido en absoluto. Yo no tenía ni idea de que se tratara de una historia tan oscura, porque de haberlo sabido, posiblemente no le habría dado una oportunidad. No me he creído para nada la trama amorosa y los momentos en común me han resultado incluso molestos y desagradables, así que, teniendo esta sensación, poco más podía hacer por disfrutarlo.
Además de ese romance, en el libro se tocarán otros temas delicados tales como drogas y problemas con las justicia. A mí me cuestan mucho las historias de este tipo, pues sé que es ficción, pero que se le dé normalidad al consumo de ciertas sustancias a mí me parece terrible y no consigo leerlo pensando que es solo un libro y que en realidad no está lanzando el mensaje de que está bien hacerlo.
Me costaría mucho destacar algo positivo de este libro pero, si tuviera que hacerlo, es que se puede leer bien. Es decir, no es esa clase de historia que estés deseando terminar porque ya no la soportes más. Eso sí, para mi gusto, es una primera parte bastante introductoria en la que uno de los personajes tarda bastante en tener su protagonismo y el romance surge de manera demasiado acelerada. Una pena que no se haya aprovechado este primer tomo para crear una trama amorosa lenta aprovechando que apenas suceden cosas.
El tema del grupo de los chicos está claro que va a tener un gran protagonismo a lo largo de la trilogía dado que hasta le pone nombre a la misma, pero en esta primera parte tendremos muy poca información sobre él. Y es que otro aspecto que no me ha gustado del libro es la actitud de la protagonista ante el descubrimiento de la misma. Si yo descubriera algo así, lo último que haría sería darle normalidad.
Se trata de un libro de unas 370 páginas que a mí se me ha alargado bastante en el tiempo. Los capítulos son cortos, pero todo avanza a un ritmo demasiado lento y al menos yo no he sentido esa necesidad de leer sin parar, puesto que estaba esperando todo el rato que sucediese algo y ese momento nunca llegaba.
Esta es la primera parte de una trilogía que yo seguramente no vaya a continuar. Este inicio se me hizo muy cuesta arriba y hubo muchas cosas que me indignaron, así que creo que nunca voy a tener interés en saber cómo continúa. Es cierto que hay algunos aspectos que me habría encantado conocer, pero no me compensa indignarme tanto solo por descubrirlos.
En definitiva, Vuelo es un libro que no me ha gustado demasiado, puesto que he detestado a los protagonistas, no me gusta la manera en la que se da normalidad a ciertas cosas y no me he creído el romance.
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