Editorial: Plaza&Janés
Nº de páginas: 352
Precio: 17´95€
Tomo: Autoconclusivo
Echando la vista atrás, todo comenzó el día del terrible accidente durante la feria, cuando Eddie, de doce años, conoció al Hombre de Tiza.
Fue el Hombre de Tiza quien le dio la idea de los dibujos: una manera de dejar mensajes secretos entre el grupo de amigos.
Fue divertido hasta que los dibujos condujeron al cuerpo sin vida de una niña.
Sucedió hace treinta años y Ed pensaba que todo había quedado olvidado.
Sin embargo, recibe una carta que contiene solo dos cosas: una tiza y el dibujo de un muñeco.
La historia se repite y Ed se da cuenta de que el juego en realidad nunca terminó...
Opinión personal:
La editorial se ofreció a enviarme una edición anticipada de este libro y, después de indagar un poco y ver de qué trataba, decidí animarme. Algo me decía que me esperaban horas y horas de enganche absoluto a la historia y, tan pronto como lo tuve en casa, decidí darle prioridad y leerlo inmediatamente.
Ed ha pasado toda su infancia muy unido a sus tres amigos y juntos han vivido experiencias no muy agradables. La peor de ellas tuvo lugar cuando se dieron una serie de terribles sucesos y tras cada uno de los cadáveres aparecían una serie de símbolos que hacían creer que todos estaban relacionados.
Ed Era un niño cuando un terrible accidente tuvo lugar en su pueblo y eso hizo que, en cierta manera, su relación con El hombre de Tiza se estrechase. Pero esto solo fue el inicio porque a partir de ahí se desencadenaron una serie de terribles acontecimientos que hicieron que El hombre de tiza fuera señalado por todos los lugareños y hasta los propios padres de Ed le prohibieron mantener relación con él.
Ed nunca ha podido superar todos esos sucesos y, ya siendo ellos adultos y superando la cuarentena, uno de los amigos de Ed reaparece dispuesto a remover el caso. Nuestro protagonista muestra reticencias pero algo sucede de nuevo que le hace empezar a indagar otra vez sobre ello y a reencontrarse con personas y a regresar a momentos que más le valdría mantener en el olvido.
Ed es un personaje que me ha gustado bastante porque resulta un hombre muy misterioso, que carga con un pasado complicado a sus espaldas y que no acaba de encontrarle sentido a la vida porque, de un modo u otro, algo se ha quedado dentro de él y no le permite salir adelante. Es una persona un tanto taciturna, que todavía conserva en cierta manera su espíritu de niño y una de las cosas que más me ha gustado de él es que nunca sabes qué esperar, nunca sabes cómo va a reaccionar.
El libro va pegando constantemente saltos en el tiempo. Una de las partes está ambientada en 1986, cuando Ed todavía es un niño y cuando tienen lugar todos los terribles acontecimientos. La otra parte nos traslada a 2016, cuando nuestro protagonista ya tiene unos 42 años y, aunque sigue viviendo en el mismo lugar, ha perdido parte de la amistad que mantenía con sus tres inseparables amigos.
Me ha resultado muy interesante esto de los saltos en el tiempo porque tenía una necesidad continua de trasladarme a la otra época para saber qué sucedía allí porque, como es lógico, los finales de capítulo son de infarto. También me ha llamado la atención lo fácil que me resultó querer a ciertos personajes un tanto controvertidos de los que no sabes muy bien qué esperar y es que creo que Ed consigue transmitirnos muy bien la magia que desprenden.
No se puede negar que el libro consigue mantener la intriga en todo momento. La verdad es que va soltando muy pocos datos que aclaren un poco los sucesos a lo largo de las páginas y resulta casi imposible mantener un sospechoso durante más de diez páginas pero a la vez nadie se libra de la sombra de la duda. La autora consigue liar mucho al lector y deja para las últimas páginas la resolución de todos los misterios que rodean las historias ya que, lo poco que va soltando a lo largo del libro son cosas que no hacen sino liarte todavía más.
Si tuviera que señalar un aspecto negativo posiblemente sería que, especialmente al inicio, da la impresión de que la historia no avanza, que no sabemos muy bien por donde van a ir los tiros y que los sucesos que puedan provocar un giro en la trama tardan en sucederse.
Y el desenlace… qué decir del desenlace. Me ha parecido una auténtica maravilla y totalmente inesperado. Es cierto que ciertos aspectos se resuelven de una forma un tanto brusca pero os aseguro que termina por sorprender y considero que es imposible que nadie sospeche que los hechos han ocurrido de la manera en que se nos describen al final.
En definitiva, El hombre de tiza es un libro que me ha sorprendido muy positivamente. Puede resultar un poco lento por momentos pero no defrauda y el final es absolutamente increíble e inesperado. Un libro muy recomendable.
Gracias a la editorial por el envío del ejemplar.