Editorial: Suma de letras
Nº de páginas: 400
Precio: 17´95€
Tomo: Autoconclusivo
Lucy y Gabe se conocieron durante su último año en la universidad un día que les cambiaría para siempre. En ese momento decidieron que necesitaban hallar un sentido para su vida, aprovecharla, dejar huella. Jóvenes y enamorados, parecían tener el mundo a sus pies. No esperaban que fueran sus propios sueños los que los separaran. Pero Gabe aceptó ir a trabajar como fotógrafo de prensa a Oriente Próximo y Lucy decidió continuar su carrera en Nueva York.
Así comienzan trece años de anhelos, deseos, celos, traiciones y, sobre todo, amor. Separados por continentes, pero nunca lejos del corazón. ¿Era realmente su destino acabar juntos su viaje?
Opinión personal:
Cuando una editorial te envía un libro y lo hace acompañado de un paquete de pañuelos ya puedes prever que el drama está asegurado. Al leer la sinopsis de este libro, no lo esperaba. De haber sabido que habría lágrima segura posiblemente le habría dado una oportunidad igualmente ya que, aunque en un principio suelo ser algo reacia a leer ese tipo de libros, casi siempre terminan valiendo la pena. Dos días ha durado en mis manos.
La historia da comienzo en medio de una gran tragedia mundial. Es el 11 de septiembre de 2001, día que se ha quedado guardado en la memoria de todos nosotros. Para Gabe y Lucy será un día que marque sus vidas para siempre pues ambos se encuentran en la ciudad y viven el terror ante ellos.
En medio de todo ese miedo y esa desolación, ambos encuentran un apoyo en el otro que les conducirá a conocerse a lo largo del tiempo. Ambos se complementan a la perfección, se apoyan en sus respectivos trabajos y profesan una profunda admiración por el otro.
Sin embargo, no todo entre ellos podía ser perfecto ya que los dos dan una gran importancia a su carrera profesional y especialmente Gabe, quién la vincula a algo que le sucedió en el pasado y que está empezando a ver en la fotografía su forma de vida. Los hechos del 11-S le marcaron tanto que desea hacer algo por cambiar el mundo y es por ello que comenzará a plantearse marchar a zonas de conflicto para retratar todo el dolor y terror que allí se vive. Pero, como es lógico, eso significaría renunciar a Lucy.
Gabe es un personaje que me ha fascinado por completo. Es cierto que a veces puede resultar demasiado egoísta pero actúa de tal modo que creo que resulta muy sencillo empatizar con él y entender sus reacciones. También me ha parecido un hombre muy sensible, muy profundo, alguien con inquietudes y dispuesto a hacer todo lo que esté en sus manos para cambiar el mundo. Os aseguro que, si os animáis con la novela, es un personaje al que terminaréis adorando.
Lucy es otro personaje que me ha encantado. Me fascina la forma en que refleja la autora su condición de mujer, una mujer con inquietudes profesionales y también con el deseo de formar una familia. Me parece muy importante darle voz a este tipo de mujeres que no se dejan llevar por lo establecido por la sociedad y que tratan de realizarse a sí mismas sin importar lo que los demás o sus propias parejas opinen. Además, me parece una chica muy comprensiva, muy luchadora y con un corazón enorme.
La historia da comienzo en la juventud de los protagonistas, cuando ambos todavía son estudiantes universitarios e iremos realizando un recorrido por sus vidas, viendo cómo cumplen sueños, cómo viven dificultades y momentos felices. Es brutal la evolución de los protagonistas y me ha fascinado ir creciendo con ellos. Las últimas páginas se me hicieron sumamente especiales por ver cómo se habían transformado nuestros chicos.
Otro de los elementos que más me gustó de la historia es que invita a la reflexión. Hacia el final no puedes evitar realizar una comparativa con lo que fueron y lo que son, lo que desearon y lo que cumplieron y es imposible no verse uno mismo reflejado en ello y pensar en que, a veces, por dificultades que nos pone la vida o por decisiones que tomamos, renunciamos a ciertas cosas que, en el fondo de nuestro corazón, siempre hemos sabido que nos harían felices.
También aplaudo la relación que se ve reflejada en la historia. Es genial encontrarnos por una vez con una pareja que se respeta, que disfruta viendo cómo se cumplen los sueños del otro, que acepta que a veces hay que cumplir sueños en el momento en que se tiene la posibilidad y no dejarlos pasar porque tal vez luego sea demasiado tarde. Me ha encantado la relación de Gabe y Lucy, con baches muy importantes pero con el respeto y la comprensión siempre por encima de todo.
Esperaba desde el principio que hubiera drama y así ha sido. Durante casi todo el libro estuve pendiente de que llegara ese momento en que todo se viniera abajo y las lágrimas hiciesen acto de presencia. Sinceramente, no fue necesaria la existencia de un hecho dramático para empezar a llorar ya que desde la primera página todo está repleto de una especie de magia que te hace leer cada párrafo con nostalgia, con melancolía, como si estuvieses leyendo una preciosa historia que en cualquier momento puede resquebrajarse. Sabéis que siempre aplaudo los libros dramáticos en los cuales este no aparece de forma innecesaria simplemente para crear contenido. Pues bien, en este caso es algo totalmente unido a la historia, algo que aparece de forma completamente natural sin caer en dolor metido con calzador y perfectamente llevado.
A mí es un libro que me ha fascinado. Creo que no le estoy haciendo demasiada justicia con esta reseña porque me ha causado tantas sensaciones que no sé muy bien cómo expresarlas. Yo os aseguro que a mí me ha fascinado, que me ha hecho llorar y emocionarme y que lo recomiendo totalmente ya que resulta tan creíble que duele sin parar.
En definitiva, La luz que perdimos es una historia tan bonita como dura, un ejemplo de que de los momentos más terribles también pueden salir las historias más bonitas. Todo un cúmulo de sensaciones que os maravillarán por el reflejo que hacen de una relación preciosa basada en el respeto. Directo a mis favoritos.
Gracias a la editorial por el envío del ejemplar.